domingo, 6 de septiembre de 2015

ELECCIONES EN MARCHA:

Esta mañana, muy temprano, voluntarios, personal contratado por el TSE, fiscales de las distintas agrupaciones políticas, observadores nacionales e internacionales, comunicadores última etapa de este proceso electoral.
          Conforme a las informaciones recogidas de diferentes medios de comunicación es muy escueta la presencia de votantes en las primeras horas, pero algunos políticos que han tenido acceso a los medios de comunicación ya principiaron, para variar, a presentar denuncias de supuestas anomalías cometidas, obviamente, por sus contrincantes.
          “No quita maña”, ni siquiera el día de las elecciones; hay que recordar que muchos de los candidatos y sus adláteres, durante la pre-campaña (campaña anticipada) y la campaña electoral oficial, se desgañitaron, no para alabar las supuestas virtudes y fortalezas propias y de su partido, sino para “bajar” con calumnias, difamaciones e insultos a granel, a quienes consideraron el candidato a vencer. Ya se está hablando de supuestos “acarreos” y compra de votos y seguramente esta noche y de mañana en adelante, escucharemos denuncias de elecciones fraudulentas en diferentes partes del País.
          Por supuesto que existen cosas que no debieron darse; por ejemplo dejar que participaran candidatos con cuentas pendientes con la justicia porque los tribunales correspondientes no actuaron con la celeridad que debían  en casos como estos. Ayer se conoció que la Corte Suprema de Justicia “admitió para su trámite un antejuicio planteado por el MP en contra de la diputada por Huehuetenango,  Emilenne Mazariegos, quien busca su reelección por el Partido Patriota”; seguro que recibirá votos a su favor que, al final de cuentas, puede que no le sirvan para nada. Y como este, hay muchas otras cosas que deslegitiman aún más el proceso.
          El deseo es que la violencia política no aparezca por ninguna parte; no vale la pena que se golpeen, se hieran o se maten, por defender los intereses de alguien que solo los ha utilizado como escalera para llegar a posiciones de poder político y económico en la certeza, de que cuando escale la posición que anhela y que busca de manera patológica, nunca más se acordará de quienes lo ayudaron a escalar “a las alturas”.
          Pero lo que es aún peor, detestable y deleznable, es que ya se escuchen voces, aún sin conocer ningún resultado, que dicen que “el pueblo” se unirá para sacar de los puestos de elección popular a quienes han llegado con mucho esfuerzo y probablemente mucho dinero, porque afirman, ese mismo “pueblo está cansado de ellos”; y si se da el caso ¿Cómo es que ganarían una elección en la que el pueblo participa?

          Pero en Guatemala se da de todo; no por nada creemos en el “Sombrerón”, la “Siguanaba”, el “Cadejo” y demás hierbas.

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