domingo, 14 de junio de 2015

PERIODISMO Vrs. AGRESIONES:

Disculpen que escriba en primera persona pero es necesario: Era yo muy joven cuando inicié periodismo radial en Quetzaltenango; por esas “cosas tan absurdas de la vida” me encontraba trabajando en una compañía norteamericana aquí en Huehuetenango, en donde surgió la idea de crear un programa con tendencia política pagado voluntariamente por los trabajadores; mi contribución fue conducir dicho programa. A poco de estar en el aire comenzaron los insultos y las amenazas; en aquella época sin teléfonos, recibía papeles escritos que generalmente dejaban en la Radio; eran hojas de cuaderno arrancadas “a la brava” con improperios increíbles. Uno de aquellos contenía una amenaza que jamás olvidé: “Te vamos a arrancar la lengua, hijo de tantas”.
            El tiempo ha pasado; el trabajo periodístico se diversificó: Primero los periódicos murales, después la Radio, luego la prensa escrita, la revista “Controversia”, la televisión, 13 años en mi blog “Aquí Huehuetenango” y seguimos en la radio; nos hemos actualizado de mil maneras pero lo que no ha cambiado, son las amenazas y los agravios y llevamos más de medio siglo en lo mismo; si yo hubiese presentado una denuncia por cada insulto, por cada agravio, por cada amenaza en los órganos judiciales correspondientes o en la Asociación de Periodistas de Guatemala a la que pertenezco desde hace muchos años, se hubieran multiplicado los expedientes a los que, ni caso les harían. De cuando en vez, hablo o escribo de  ello sin siquiera la idea de recibir apoyo de parte de… Es como para “gritar” que “todavía no me muero”, como dice la canción.
            Creo que si me enamoré del periodismo desde la adolescencia debo asumir la responsabilidad con todas sus consecuencias y esperar que pase lo que Dios quiera.
            Esto viene a cuento porque esta semana vuelvo a ser objeto de un insulto y un agravio que, necesariamente, entraña una amenaza; conozco al agresor y se que es bilioso, hepático, carente de sentido común y de otras muchas cosas que si las tuviera, lo podría considerar como un hombre; también se el por qué del agravio: lo echaron, junto a otros,  de una institución por corrupto y yo divulgué el caso; fue mi única participación en el asunto; aunque yo no le hubiera dado seguimiento al caso, de todas maneras se hubiera sabido y estaría aún mucho más desprestigiado.
            Mentiría si digo que lo lamento; gente así debe estar en el basurero que se ha ganado a pulso. En cuanto a mí labor periodística seguiré como siempre; hablando de lo que siento y pienso y si me refiero a otros, con la verdad como signo; jamás voy a mentir y siempre estaré dispuesto a defender como hombre lo que afirmo como periodista en cualquiera de los medios que utilizo.

            Para esa defensa, no importan los años que lleve a cuestas; lo único que cambia son las herramientas a utilizar. 

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