DECLIVE:
Las infiltraciones, los
quintacolumnistas, los leguleyos y otra serie de estrategias de desgaste están
echando por tierra lo que principalmente jóvenes de Guatemala habían venido
efectuando para tratar de hacer una limpieza absoluta del sistema político
social de nuestro País.
No estoy
enterado si este movimiento cívico que se inició en el mes de Abril contaba con
algunos consejeros de experiencia en las lides, llenas de argucias y de
“movidas chuecas” a los que, supuestamente, están super-acostumbrados los
adversarios con los que había que enfrentarse que ya tienen muchos años de
moverse en las aguas procelosas de la politiquería nacional dentro de la que se
han acomodado desde hace décadas; estos adversarios que menciono, obviamente,
tenían que defender sus posiciones en las que se han enriquecido notablemente y
en las que también tienen influencias y poder político.
Tampoco se
si quienes han participado activamente dentro de este movimiento nacional se
hicieron las preguntas “de cajón” en estos casos habida cuenta de lo que está
todavía en juego: 1) ¿Querrían estas personas abandonar tranquilamente su
“pedestal” ante la avalancha ciudadana? 2) Permitirían los señalados que las
sindicaciones en su contra les quitaran demasiado el sueño? 3) ¿Dejarían que
las acusaciones en su contra llegaran incluso a los tribunales de justicia sin
que ellos se defendieran con uñas y dientes? Las respuestas a estas y otras
preguntas similares es un rotundo no.
Los señores
que están en prisión preventiva por los casos de “La Línea” y el I.G.S.S.
buscarán y seguramente encontrarán a abogados muy bien preparados, audaces y
sagaces que pretenderán “sacarles las castañas del fuego”, desvanecer cuanta
supuesta evidencia y prueba pueda presentar el MP y la CICIG en su contra, para que los tribunales de justicia los dejen
totalmente libres y sin mácula. Esto así será siempre y cuando el MP y la CICIG
carezcan de fundamentos sólidos en la presentación de los casos.
Lo mismo
ocurrirá en lo que toca a los señalamientos hechos en contra de la señora
Baldeti, el señor Pérez Molina, los ministros defenestrados, el diputado Hichos
y cuánto funcionario sea señalado e involucrado en supuestos ilícitos que, si
no cuentan con evidencias contundentes imposibles de desvanecer, todo quedará
en buenas intenciones pero nada más. Y todo seguirá igual o tal vez peor que
antes.
En estos
casos que ahora conocemos, habrá que decir que parte de la prensa nacional ha
cumplido que su deber de investigar, señalar y publicar; muchos ciudadanos
guatemaltecos han cumplido con apoyar públicamente para que se desmantelen los
cuerpos ilegales de seguridad y aparatos
clandestinos delincuenciales infiltrados
y todos sus tentáculos que han convertido esto en un estado fallido.
Si tanto
unos como otros han hecho y siguen haciendo la parte que les corresponde surge
la duda sobre si la CICIG y el MP, principalmente este último, cumplirán con
presentar los casos totalmente fundamentados para lograr condenas puntuales
para los responsables o simplemente veremos un nuevo teatro que simplemente
servirá como un show politiquero de la peor clase, en el que los protagonistas
volverán a ser fiscales, abogados, jueces, magistrados y demás, cumpliendo el
rol que los titiriteros les escribieron previamente; el público, segmentado,
aplaudirá, reirá, llorará, se desesperará y volverá a “la nada”.
Este puede ser el
final del declive que ahora vemos en el gran teatro nacional.
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