lunes, 30 de marzo de 2015

VACACIONES PROLONGADAS:

En algunos establecimientos educativos del País, desde el denominado Viernes de Dolores, se ausentaron alumnos y maestros con el deseo de volver al trabajo, si es posible, hasta el martes 7 de Abril; por lo tanto ya se iniciaron las vacaciones más prolongadas del año, aunque en otros ministerios y organismos públicos, no sean tan extensas como en el de educación.
            Tenemos otro lapso, principalmente en algunas de las cabeceras departamentales que, en cuanto a feriado se refiere,  hasta podría superar en días a la Semana Mayor; es la celebración de la feria titular en la que no solo se da la semana completa a los escolares, sino que algunos días anteriores por los denominados “ensayos” de los desfiles.
            La continuidad del trabajo se rompe, se quiebra y los días laborables son infinitamente menores.
            Aprovechemos para efectuar un sucinto análisis del trabajo escolar: generalmente se comienza a trabajar con alumnos el 15 de Enero y se va terminando el 15 de Octubre; son nueve meses, en el mejor de los casos; cada mes se trabajan, si bien nos va, 22 días lo que hace un total máximo de 198 jornadas; a eso le tenemos que restar no solo las vacaciones de la Semana Santa, los de la feria titular, sino los otros feriados establecidos; cuando estos caen en Domingo los trasladan para el Lunes. Si hacemos la cuenta real, en muchos casos no llegamos ni siquiera a los tan mencionados 180 días de clases; es prácticamente imposible.
            Sin embargo sale un desfasado y trasnochado “dirigente” magisterial ofreciendo que van a luchar para que en el magisterio se trabajen por lo menos 220 días. ¿De dónde? Vendidos a empresas políticas, se volvieron más “papistas que el Papa”; ya no tienen vergüenza.
            Pero olvidemos por ahora a estos sindicalistas políticos corruptos y mentirosos y centremos nuestro pensamiento en estas vacaciones “semanasanteras” que debieran ser, 1º, para recargar baterías; 2º, para disfrutar y unir aún más los lazos familiares; 3º, si hay posibilidades económicas, para hacer un viaje distinto a un lugar montañoso, frío, con belleza natural exuberante, con mucha paz y tranquilidad, por ejemplo; y 4º, para meditar y estar en paz con nosotros mismos y con quienes nos rodean en la familia y la sociedad.
            Pensemos que la Semana Mayor es para conmemorar lo que Jesús vino a hacer por nosotros, llegando hasta el sacrificio vital en busca de nuestra salvación espiritual; cuando analizamos sus extraordinarias enseñanzas no existe nada que se parezca a cuestiones materiales; algo que tenga que ver con el dinero si no es para tener lo necesario: es dar en vez de recibir; es entregarnos completamente en pos de la felicidad de los demás; despojarnos totalmente de miserias espirituales como el egoísmo, la envidia, el rencor, el odio y tanta basura que pudiera acomodarse en nuestro interior.
            Jesús dijo: “Amaos los unos a los otros”; si solo ese mandamiento se cumpliera, el mundo sería distinto. No habría lugar para tanta bajeza que, con total cinismo y desvergüenza, se nos presenta por todos los medios de comunicación social con el propósito de engañar a personas despistadas y de enriquecimiento ilícito.

            En fin: es momento de meditar, de escoger nuestro destino y prepararnos para legar a nuestros hijos lo mejor o lo peor de nosotros mismos. Ud. tiene la palabra.

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