CONVERSACIÓN TELEFÓNICA:
Hace
algunos meses, por diferentes medios de comunicación nacionales, incluso por
importantes cadenas noticiosas se escuchó una conversación telefónica entre una
diputada por el Departamento de Huehuetenango y el profesional de la medicina
que ese momento ocupaba el cargo de Jefe del Area de Salud de Huehuetenango.
Independientemente de la legalidad
de la captación y divulgación de dicho audio, pudimos escuchar de parte de la
señora, no solo la manera como se captan trabajadores para el Ministerio de
Salud, sino el deseo de “tronarse” a una trabajadora que en ese momento ocupaba
un puesto en Huehuetenango en dicho Ministerio.
El Gobierno de la República no había
tomado ninguna determinación con relación al Jefe del Area de Salud quien, por
fin, fue despedido hace algunos días; el partido político al cual pertenece la
diputada nunca ha dicho “esta boca es mía”, en referencia a este asunto que
salió, penosamente, a la luz pública.
Probablemente, la mayoría de las
personas que se enteraron del asunto (por no decir todas), han de haber pensado
y comentado que esas cosas de nuestra politiquería criolla siempre estarán
salpicadas de muchos elementos
indeseables que, cada día que pasa, asquean aún más, a la ciudadanía.
Cuando despidieron a dicho
profesional dela medicina, volvimos a acordarnos del asunto porque ya casi se
había olvidado en virtud de que así somos los guatemaltecos; debido a los
múltiples escándalos de todo tipo en la arena politiquera, al surgir “el nuevo”,
nos olvidamos de los anteriores y punto.
Esta semana, sin embargo, ha salido
a luz una nueva conversación telefónica de la “dichosa” diputada que representa
al Departamento de Huehuetenango y que ahora habla con un señor bastante
conocido por ser parte de uno de los sindicatos salubristas y pertenecer a la
cúpula de un movimiento politiquero que apoya una disposición congresil que
permitiría que la corrupción siga campante a nivel oficial; así tan solvente,
moralmente, es este señor, como otros sindicalistas señalados de “entrega
total” a la dirigencia partidista oficial.
Pues dentro de la conversación,
divulgada ya por muchos medios de comunicación nacionales, entre la “basura
hedionda” a la que se refieren, surge una manifiesta acusación de parte de la
señora, en donde afirma haber pagado a la “prensa huehueteca” (“…le tuve que
pagar a la prensa…” dijo exactamente) para acallar algunas inmoralidades,
ilegalidades y corruptelas.
En Huehuetenango funcionan varias
asociaciones de prensa que debieran salir en defensa de la moralidad, de la
ética y de la honorabilidad de sus elementos, principalmente de aquellos
reporteros que generalmente cubren las actividades que efectúa en el
Departamento la susodicha congresista; ni ellos, ni la asociación de prensa a
la cual pertenecen deben enmudecer ante la acusación que les lanza estiércol
por la cara; el silencio en este caso, sería la aceptación tácita de que aquí,
algunos “periodistas”, están vendiéndose al mejor postor por “debajo de la
mesa”; es decir, recibiendo dinero para sesgar informaciones, supuestamente,
sin que nadie (creerán) se dé cuenta de su inmoralidad. Lo honesto será, en
todo caso, que acepten un puesto propagandístico del partido en cuestión o
específicamente de apoyo a la diputada, pero a la luz del Sol; esto sería lo
correcto, lo decente, por cuanto todos
tenemos derecho a trabajar allá a donde nos llamen, pero con la frente en alto
y sin ocultarlo.
La pelota está en la cancha de la
llamada “prensa huehueteca”.
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