domingo, 20 de julio de 2014

FUTBOLÍSTICAMENTE:

Por la “ley de las probabilidades”,  este que recién ha terminado, será el último que yo tenga la oportunidad de ver por la televisión y por lo mismo, no puede escapárseme la ocasión de comentar un poco de este deportivo asunto.
            Conforme a lo que hemos visto desde que en la década del 1,960, cuando principiamos a ver tele en Huehue, mi opinión es que este ha sido el de menor calidad. En la CONCACAF los equipos que sobresalieron fueron Costa Rica y México y probablemente en ese orden; de aquí tenemos que trasladarnos de una vez al continente Europeo para destacar el buen trabajo de Alemania y Holanda.
            Las selecciones de Portugal, Inglaterra, Italia, Francia, Argentina y Brasil, tradicionalmente muy poderosas, nos quedaron a deber.
            En cuanto a los jugadores, surgieron figuras muy jóvenes que nos dan la esperanza de que, con su contribución, el fútbol mundial, recupere esa parte de calidad que según nosotros, se ha disipado: Hablamos de James Rodríguez, Keylor Navas, Mario Goetze (este joven de 22 años que, con mucha calidad, anotó el gol que significó otro trofeo Mundial para Alemania); lugar especial aquí le corresponde sin duda a AngelDí María; las grandes figuras mediáticas como Luis Suárez, Cristiano Ronaldo, Karim Benzemá, Lionel Messi, Neymar, decepcionaron y frustraron las esperanzas que en ellos pusieron grandes porciones de población mundial. Por eso, no puedo encontrar la explicación congruente que me permita aceptar la razón por la cual Messi, que no apareció cuando más se necesitaba, haya sido nombrado el mejor jugador del mundial; solo habría que compararlo con Argen Roben, ese jugador holandés incansable, obrero como pocos que trabajó tanto y tan bien, no solo en retaguardia, sino fundamentalmente en el ataque.
            Me pregunto ¿Por qué Messi? Y contesto: Por razones mediáticas, por cuestiones eminentemente económicas, por cosas político-deportivas que no necesariamente tienen que ver mucho con el auténtico fútbol… ¿Por qué?.
            Antes en los torneos continentales o mundiales se respetaba y admiraba el deporte en sí y a los deportistas de máxima calidad, fuesen quienes fueren sin ponerle mucha atención a su País de origen. Hoy predomina el espectáculo sobre la calidad deportiva; hoy son más quienes más venden; hoy la FIFA convertida en una de las organizaciones más poderosas del mundo, no precisamente por lo que hace con la calidad futbolística de sus equipos, sino por los miles de millones de dólares que posee y que maneja a su sabor y antojo sin rendirle cuentas a nadie. El fútbol se ha convertido en el mejor negocio del mundo y por supuesto, no está exento de enorme corrupción. Dentro del fútbol, según se afirma, todo es motivo de negocio, desde el exorbitante precio de algunos jugadores, hasta decisiones arbitrales inexplicables, pasando por la “compra” de jugadores para que pierdan determinados partidos y mucho más.

            Debiera existir un movimiento mundial para cambiar las podridas estructuras actuales y volver a lo eminentemente deportivo tal como lo concibió el Barón Pierre de Cubertaine, creador de los modernos juegos olímpicos: Lo importante no es vencer, sino competir.

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